julio 14, 2010

Mi testimonio para JSMF

En JSMF tenemos un dia a la semana para que una persona designada escriba su testimonio.  Esta semana comparti el mio y es el que pongo a continuacion:


Mi testimonio

Mi vida recorría de lo más normal, llevaba 9 años de felicidad, en la que daba gracias a Dios por concederme el anhelo de mi corazón al poner en mi vida a un hombre maravilloso, amoroso, responsable, buen padre, buen hijo. Era lo mejor que me había pasado. Dios nos regalo 2 hijos hermosos, teníamos una familia que para mi era lo mejor. Nos respetábamos, nos amábamos, aparentemente una relación solida, una familia feliz.

Habían algunas cosas, como en toda pareja que no me agradaban del todo, y era que mi esposo siempre ponía como prioridad 1 su trabajo, sin embargo el justificaba esto diciendo que si no era por ese trabajo, nuestra situación económica posiblemente no hubiese mejorado notablemente desde que nos casamos a la fecha, tomando en cuenta la cajita de monerías que era, pues su único vicio era el trabajo y no tenia nada que reprochar. Su amor a ese trabajo era tanto que se fue a trabajar a otro país por dos años y medio y me quede con mi hija que en ese entonces tenia 1 año 9 meses, a quien decidí cuidar yo y abandonar mi carrera profesional, ya que Manuel estaba fuera del país. Durante este tiempo que el viajaba decidimos tener otro bebe. Nació Javier y entonces nos convertimos en lo que yo llamaba la familia de portada!. Éramos tan felices, a pesar de mantener esta separación por cuestiones de trabajo. Tanto mi esposo como yo ansiábamos tanto los fines de semana para estar juntos.

Hasta que un día me dio la sorpresa que se regresaba a vivir con nosotros porque lo habían trasladado nuevamente a nuestro país. Yo me quede sin habla, quería llorar de felicidad porque era algo que diariamente le pedía a mi Señor, que me regresara a mi esposo para poder estar de nuevo juntos.

Sin embargo, esa felicidad me duró 6 meses, pues un 7 de septiembre Dios puso un desierto en mi vida al enterarme que mi esposo era infiel. Tenía una relación de 3 meses con otra mujer, regreso a Guatemala pero 2 meses después de su regreso encontró a alguien más. A quien decía amar. No lograba comprender como en dos meses la había logrado amar como él me decía.

Sin embargo desde el momento que mi Dios me lanzo a este duro camino me aferre de su mano, a pesar que mi decisión era el divorciarme lo antes posible, decía que con la ayuda de Dios iba a salir adelante con mis hijos y que mi Señor no me desampararía.

Mi Dios es sabio y puso en mi camino a un Ángel que me llego a hablar de El, Sandrita era una vecina mía con la que solamente cruzaba saludos, y nada mas, sin embargo un día llego a casa a visitarme porque ella sentía que en su corazón algo me pasaba. Llegaba a ofrecerme sus oraciones y sentía una paz inmensa cuando lo hacia, le conté lo que me pasaba y le informe sobre mi posición. Quiero el divorcio. No necesito a un hombre como el a mi lado. Ella no me decía nada, se quedaba callada y solo oraba para que yo tuviera paz. Me invitó a su célula de oración, yo llegaba y empezaba mis pequeños pasos para conocer a mi Señor. Me sentía bien cuando orábamos, cuando conocía de más de Dios, a pesar de que ella es protestante, sentía mucha paz con sus oraciones, pero mi posición era “no volveré con alguien que me hizo tanto daño”

Un día no soporte más, llegue y le dije a Sandrita que quería restaurar mi matrimonio. Que yo amaba a mi esposo y que quería luchar por mis hijos. Ella se alegro mucho porque me dijo que ella estaba orando porque yo tomara esa decisión y que su sus hijos y su esposo también oraban mucho por mi. Tiempo después me entere que ella lucho por la restauración de su matrimonio por 4 años, y fue esa la razón por la que ponía especial atención en mi.

Empecé entonces a conocer de Dios, empecé a ir a misa, que era mi religión, el apoyo de Sandrita lo sigo teniendo, sus oraciones y sus palabras me siguen levantando a pesar de existir la diferencia de credos, para mi es mi Ángel que mi Señor me envío.

Empecé a buscar de Dios y a agarrarme fuertemente de su mano, e iniciado el proceso le suplicaba que por favor me ayudara a perdonar, a sanar el dolor. Le di gracias por la prueba, que aunque muy dura, fueron muchísimas noches de desvelo, muchísimos días sin comer, baje 30 libras de peso, lloraba, iba a la iglesia y cualquier palabra que dijera el sacerdote me hacia llorar desconsoladamente. Sin embargo aprendí durante este proceso que Dios lo que quiere de mi es transformarme, es fortalecerme y renovarme. Ha cambiado tanto en mí, ha sanado mis heridas, y me ha llenado de una fe inquebrantable. Me decían que soy necia, que estaba peleando contra la corriente, que dejara ir a Manuel y buscara fortaleza en Dios para afrontar la vida sin él, pero cada vez que escucho esos comentarios viene a mi mente algo así como: Dios me ha dado una fe inquebrantable y nada ni nadie me va a hacer dudar.

EN noviembre, buscando solución a esta situación fuimos a un retiro de parejas con Manuel, al salir de ese retiro me dijo que terminaría su relación con su amante. Pero algo dentro de mí no me daba paz o gozo total, pues no miraba el interés de regresar a casa. Con el tiempo empezó a distanciarse de nuevo, asistimos a unas platicas con una sicóloga pero el no hacia nada de lo que ella sugería, salíamos en familia con los niños, pero el siempre distante y frio conmigo, cuando vi que no ponía de su parte volví a pedirle el divorcio. El se molesto muchísimo y me dijo que si tanto lo quería que lo tramitara yo. Al otro día reaccione de mi decisión, le pedí perdón a mi Padre, pues en oraciones suplicaba por mi restauración matrimonial, pero con mis palabras hacia lo contrario, le pedí perdón porque actué como la mujer necia que con sus manos destruía su hogar y le suplique que me diera otra oportunidad, dejándolo actuar a EL.



Sin embargo, como 3 semanas después de que pedí el divorcio a Manuel por 5ta o 6ta vez, el se empezó a distanciar totalmente de nosotros, pero un día me dijo que estaba dispuesto a buscar de nuevo a Carolina, su amante, después de 4 meses de haber terminado esa relación. Mi respuesta llena de paz en el Señor fue: Es tu decisión, no puedo hacer nada por contradecir tus decisiones, pero lo que te puedo decir es que no se si es un año, un mes o una semana, pero cuando eso termine aquí esta tu casa, este es tu hogar, aquí estamos tus hijos y yo y te vamos a recibir con los brazos abiertos. Le comente que yo había hecho una promesa al casarme, fue un pacto que hice con Dios donde prometía estar en lo prospero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, en las buenas y en las malas y que ese pacto por mi se cumpliría porque se lo había hecho a Dios. Manuel no me contesto. A pesar de que me dijo que buscaría de nuevo a su amante, no me quiso hablar de divorcio, pero a pesar que me hablo de buscar a esa mujer no me pudo quebrantar mi fe. Desde ese día le dije a mi Señor que no metería más yo mis manos, que me dedicaría a trabajar y transformar mi ser. Día a día le digo que mi vida esta en sus manos, que mi matrimonio se lo ofrezco a El, la vida de mis hijos es de EL, yo no puedo hacer nada con lo que me ha dado, con lo que Dios me regalo. Fui una persona que se alejo totalmente de Dios. A pesar de saberme bendecida por todo lo que Dios me había dado, yo era una blasfema, me burlaba de la misa, de las “viejitas que rezaban el rosario” porque no tenían nada que hacer, mi vida era llena de orgullo y pretensión. Sin embargo cuando este desierto llego a mi vida me di cuenta de mis mil y un errores y quise repararlos lo antes posible, le dije a mi Señor que me entregaría en alma y cuerpo a El. De mi vida salió la televisión, la música secular. De mi vida salieron las pretensiones, el orgullo, la idea de saberme capaz de hacerlo todo sin necesidad de nadie. Me entregue totalmente a Dios. Empecé a leer la biblia, a rezar el rosario a ir a misa todas las semanas. A visitar al santísimo y desahogarme con El, allí aprendí a encontrar paz y a dejar mi carga a sus pies.

Mi fe esta tan fuerte en Cristo Jesús, EL me ha levantado, me ha sostenido, me ha hecho escuchar su voz. A Cristo Jesús es a quien le he entregado mi vida, mi matrimonio, la vida de mis hijos y la de mi esposo. Pues hice un pacto de amor con El al casarme, hice un pacto de que seriamos uno y como los dos somos uno creo que tengo el derecho de reclamar ante Dios por él. Ruego cada día porque su alma sea liberada, porque en su corazón tenga una fuerte necesidad de clamar a Dios por sabiduría y reconocer que Jesús es su único salvador y sé que mi Dios escuchará mis plegarias, no se que tan duro vaya a ser el golpe para Manuel, pero a su vida vendrá una necesidad grande de arrepentimiento y de aceptación a Cristo Jesús.

A mi nada ni nadie me aplaca porque estoy con el Dios de Dioses, el Rey de Reyes, estoy gozosa en el Señor, mi vida entera le pertenece y no tengo temor porque sé que El me dará bendiciones a mi vida. Me ha fortalecido, me ha sanado, me ha llenado de Paz, de gozo y de felicidad a pesar de esta situación. Tengo fe y nada ni nadie va a quebrantar esa fe, he aprendido a confiar en sus promesas, tiene tantas en su manual de vida, que para mi es como una guía de cómo vivir mejor. Mi Señor me ha liberado, me ha llenado de fe.

Y para terminar les quiero dejar estas promesas:

Y después de haber entrado en la casa, se acercaron a Él los ciegos, y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos le respondieron: Sí, Señor. Entonces les tocó los ojos, diciendo: Hágase en vosotros según vuestra fe Mateo 9:28-29

Hermanos, hoy nuestro Señor les dice: Hágase en vosotros según vuestra fe. Que es lo que ustedes creen?? Que es lo que ustedes esperan??? Como creen ustedes que Dios obrara en ustedes, en su matrimonio, en su conyugue?? Que creen ustedes que Dios les dará con sus peticiones? Cuando El nos pregunte: ¿Crees que puedo hacer esto? Que le contestaran ustedes? Porque El seguro les responderá: Que las cosas pasen según la fe que ustedes tienen.

Además, nos pone otra de sus miles de promesas que tiene la biblia:

Y esta es la confianza que tenemos delante de Él, que si pedimos cualquier cosa conforme a su voluntad, El nos oye Y si sabemos que El nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hemos hecho 1 Juan 5:14-15

Cuantos años sufrió la mujer hemorroisa?? Que fue lo que paso con ella? Simplemente confió en el que todo lo puede y se lleno de fe, una fe tan ciega que confió y fue sanada. Cuantos años vamos a pasar luchando sin fe??

Cuando vamos a escuchar el mensaje de Dios, el cual al mismo que le dio a la mujer hemorroisa le dijo: Y Jesús le dijo: Hija, tu fe te ha sanado; vete en paz y queda sana de tu aflicción

julio 11, 2010

Aun duele

Cuánto dolor mas…


Hay días que me lleno de gozo, de paz. Me lleno de muchísima fe y tengo la certeza que este milagro se hará, sin embargo hoy uno de esos días en que me doy cuenta que el dolor no se ha ido.

Llevo 10 meses en este proceso y la cicatriz no sana, el dolor no se va. Hasta cuanto tengo que sentir este dolor??

Hasta cuando tengo que seguir esperando?. A veces me quisiera ir lejos, a otro lugar donde pueda hacer una nueva vida, conocer nuevas personas. He llegado incluso a pedirle a mi Padre que me quite ya de esta tierra, que junto a mis hijos me lleve allá con El. Ya no quiero más dolor, ya no quiero más sufrimiento y por más que me empeño en no sentir, el dolor esta allí. No se quiere ir.

Cuánto tiempo más me va a doler?? Cuanto tiempo más debo soportar? Que mas debo de aprender de esta dura prueba, Dímelo Padre amado, házmelo saber porque ya no puedo más.

Cuando siento que todo lo he superado, resulta que no, aparece uno de esos días en los que me doy cuenta que aun duele mucho.

Ayúdame Padre amado, solo tú me puedes sacar de esta fosa, de este sufrimiento. Sana ya mis heridas Padre, sopla en mi alma Padre amado y bendice mi vida con fortaleza, dame un corazón fuerte, más no duro.

Te suplico que me llenes de ti, tú eres el único que puede sanar y cicatrizar mis heridas, nadie más puede hacerlo, te suplico misericordia mi Padre.

julio 10, 2010

Tengo Fe.

Sobre toda la cosa guardada, guarda tu corazón

La semana pasada recibí una llamada de Manuel, me sorprendí principalmente porque nunca me llama y luego, por la hora. Había salido una hora antes de la casa, pues vino a visitar a los niños, y luego me llamo, cuando ví su llamada me alarme un poco, sin embargo me contó que el motivo de su llamada era para decirme que Ximena le ha estado insistiendo que se quede a dormir en cada, preguntándole cuando regresara a casa. Según Manuel, Ximena ea dijo que yo le decía esas cosas; Le explique que lo único que yo había hecho era reforzarle lo que él en una oportunidad le dijo y que según Ximena fue: “Yo ya no pertenezco a esa familia, por eso ya no vivo con ustedes”. Cuando Ximena me lo comentó yo le dije que si papito decía eso, es porque así era.
En otra oportunidad me dijo Ximena: Dice papito que esta ya no es su casa, su casa es allá con los abuelitos. A lo que también contesté: Si papito te dice eso, es porque así lo cree él.
Sin embargo, ese día de la llamada de Manuel me indicó que él necesitaba hablar con Ximena y hacerle entender que él ya no regresaría a casa y que le molestaba mucho que Ximena le hiciera esas preguntas y que Ximena no tenía que estarse haciendo ilusiones o esperanzas de cosas que él no va a cumplir. Y me pidió que habláramos los dos con ella para hacerle saber eso y dejárselo claro. No le conteste nada y le dije que se haría como él quería, su respuesta fué que al siguiente día hablaríamos los dos con ella. Pero al terminar la conversación sentí nuevamente un dolor grande en mi corazón, pues por nada del mundo quiero que a mis hijos se les siga dañando más su corazón con esta situación.
Ellos sufren, ellos no entienden el porque de la situación. Y para mí enfrentar eso con mi hija no era lo más adecuado.
Al otro día, él debía pasar por ellos para llevarlos a pasear, y se suponía que al regresármelos enfrentaríamos a Ximena para “hacerle entender que él no regresará a casa”.
Por la tarde, antes de que ellos regresaran oré, con todas las fuerzas de mi corazón, le suplique a mi Padre amado que cerrara la boca de Manuel porque me dolía tanto tener que decirle a mi hija esto. No entiendo como para Manuel esta situación es tan fría. Como es posible que no sienta siquiera el dolor que causa a sus hijos. No entiendo como no piensa en el daño que solo con el hecho de no estar en casa les provoca, sino ahora, aun viene a apuñalar el corazoncito de mi hija.
Ore, ore tanto y le pedí a mi Padre que derramara su Espíritu Santo en mi hogar, que por favor no permitiera que el corazón de mis hijos sufriera más. Le suplicaba a mi padre que me ayudara a cumplir lo que en Proverbios 4:23 Él ordena “Sobre toda cosa guardada guarda tu corazón; Porque de él mana la vida” Le suplicaba y le decía, Señor ayúdame a guardar el corazón de mis hijos, no permitas que le hagan más daño, no permitas que mi hija se llene de dolor otra vez.
Luego de mi oración, me fui a esperar el momento de que ellos vinieran, teniendo la certeza que mi Señor obraría.
Cuando Manuel regreso mis hijos venían dormidos en el carro, los puso a cada uno en su habitación y luego se retiró.
Me quede dando clamores de agradecimiento a mi Señor por la obra que había hecho. Sin embargo a los dos días, se los volvería a llevar y temí por un momento que al regresarlos de nuevo me pediría que enfrentáramos a Ximena para decirle lo que él cree es lo más adecuado para que ella no se siga haciendo ilusiones.
Gracias a mi Padre que me deja ver su poder, los días han pasado y esa idea loca de dañar el corazón de mi hija parece haberse desaparecido de su cabeza.
Gloria a Dios!, Gracias Padre porque tu escuchas mis oraciones y me permites ver tu poder